
En el sueño de anoche me encontraba en Bogotá cuando de repente la tierra se empezó a mover. La gente salía de sus casas con la piyama puesta porque el temblor ocurrió muy temprano cuando muchos aún descansaban. Al terminar el fuerte remesón, se escuchaba el rumor de un sismo de 9.0 cuyo epicentro se desconocía, las comunicaciones colapsaron y la incertidumbre se sentía en el aire. Las edificaciones seguían en pie pero había mucho temor entre los habitantes.
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